Todo comenzó hace unos días, cuando jugábamos con Luna, nuestra poodle de 15 años. Luna siempre ha sido alegre y llena de energía, pero durante ese momento notamos algo extraño en una de sus orejas. Estaba más enrojecida que la otra, y al examinarla de cerca vimos que tenía pelo y cerumen acumulado dentro del canal auditivo. En la parte interna del lóbulo había una costra que nos dejó preocupados, y no estábamos seguros de si era cerumen seco o algún tipo de eczema (irritación en la piel). Además, cada vez que tocábamos la zona, Luna mostraba cierta incomodidad, aunque seguía jugando como siempre.
Preocupados por su salud, decidimos buscar orientación en ChatGPT. Al describirle la situación, nos ofreció varias posibles explicaciones para lo que estaba ocurriendo. Entre sus hipótesis, sugirió que podría tratarse de una otitis externa, una inflamación del canal auditivo externo que a menudo es causada por bacterias, hongos o acumulación de cerumen, y que puede generar enrojecimiento y molestias. También mencionó la posibilidad de una infección por levaduras, ya que estas tienden a proliferar en ambientes húmedos, y el oído de Luna parecía estar reteniendo humedad.
Otras hipótesis incluyeron la dermatitis o eczema causado por irritantes, como productos de limpieza o el roce del pelo acumulado. También nos habló sobre una posible reacción alérgica o inflamación debido a la humedad tras un baño. Incluso planteó la posibilidad de ácaros del oído (aunque esto suele ser más común en perros jóvenes).
Fue entonces cuando recordamos que Luna había estado en la peluquería justo una semana antes de que notáramos el problema. Le preguntamos nuevamente si esto podía estar relacionado, y nos confirmó que sí. Explicó que la visita reciente a la peluquería podía haber contribuido, especialmente si entró humedad en su oído durante el baño o si la manipulación del pelo provocó irritación. Esto tenía mucho sentido, así que decidimos no esperar más y llevarla al veterinario.
Al día siguiente, el veterinario confirmó que Luna tenía una otitis leve, probablemente exacerbada por la acumulación de humedad y el pelo en su oído tras la peluquería. Procedieron a retirar el pelo, limpiaron a fondo el canal auditivo y nos dieron un tratamiento con gotas para aplicar durante 8 días. El veterinario nos explicó que este tipo de infecciones no suelen curarse solas y que, si no se tratan, pueden volverse dolorosas o crónicas.
Estamos siguiendo el tratamiento al pie de la letra y, poco a poco, vemos que Luna se siente mucho mejor. Afortunadamente, actuamos rápido y buscamos orientación, lo que marcó la diferencia. Gracias a la ayuda inicial de ChatGPT y al diagnóstico y tratamiento del veterinario, estamos seguros de que Luna se recuperará por completo.
Esta experiencia nos recuerda la importancia de estar atentos a cualquier cambio en nuestras mascotas y actuar de manera rápida y responsable. Luna es parte de nuestra familia y siempre haremos todo lo posible para que esté feliz y saludable.